Por el rescate de la historia e identidad rosariense


La Corporación Cuna de Colombia en el marco del  proyecto de rescate de la historia e identidad rosariense. Ubicó una placa en la casa de la profesora Pilar García del Barrio Villa Antigua, en la calle séptima, antes llamada Avenida La Gran Colombia.

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Anónimo dijo...

El pueblo de Villa del Rosario no necesita de que se le coloquen como se llamaban las calles antes, ni recuerdos absurdos del pasado lo que necesita nuestro pueblo es visión futura, cambiar las tuberías viejas por nuevas mire como se vota el agua por todo el pueblo por tener esas tuberías viejas y dañadas, también cambiar esas casa viejas por nuevas miren esa casa de la cultura da verguenza que en pleno centro la casa de la cultura derrumbada, que la tumben toda y la reconstruya pero con material nuevo, las vías trúncales donde se producen tantos accidentes colocar semafonos, El señor Alcalde debería apersonarse de esto y enviar una comisión que por lo menos ubique estos problemas y tratar de corregir por lo menos el 50% así se avanza mas con el compromiso con el pueblo, debemos por lo menos en cada momento pedirle al Alcalde que no es solo la belleza externa del pueblo lo que se necesita sino también mas progreso. Eso si es de notar, de apreciar, de calificar, pero ponerle nombres a las calles, cuidar una piedra que esta haciendo estorbo en la mitad del parque por simple capricho, nombrar a todos viejos del pueblo que ya se murieron, mostrar fotos viejas que no le le sirven para ningún cambio al pueblo me parece ridículo e innecesario. deberían gastar es plata en darle por lo menos cuadernos a los niños pobres, uniformes, eso si seria lo mejor. AMEMOS A VILLA DEL ROSARIO, pero con cosas modernas y positivas que le den un cambio real.

Francisco José Rodríguez Leal dijo...

ÁMBITO DE LA AVENIDA DE LA GRAN COLOMBIA, HOY CALLE SÉPTIMA

Sin otro interés que el de situar en su contexto histórico la placa revelada por la Corporación Cuna de Colombia para reseñar esta importante arteria vial, es oportuno destacar que paralelo al servicio de trasporte del ferrocarril del ramal del Oriente, cuyas rieleras transcurrían desde las riveras del río Táchira pasando por la vía a Boconó hasta Cúcuta, e inaugurada en 1896, quienes no podían hacer uso del tren lo hacían a pie o en bestia por el camino de herraduras de Las Lomitas, pasando por el Alto del Cují (a la altura de la entrada del Seminario Mayor), no sin antes realizar la parada obligada en Tienda Picha para escanciar una totumada de guarapo, una cola Apolo de Pamplona, una cerveza Cabrito o la negra de marca Parra, para descender a continuación hasta el puente Benito Hernández Bustos, hoy Puente San Rafael, que con el Puente Araujo, hoy Puente de San Luis, eran los únicos accesos elevados en hierro y concreto sobre el río Pamplonita que nos comunicaban, gracias a la vía férrea, con la capital del departamento.

Con relación al camino de herraduras, más conocido como El Alto del Cují, huelga decir que su paso no estaba exento de los riesgos de la época; pues, cobró fama la presencia de personajes siniestros como Pacho Jaimes en esos parajes despoblados, quien tomaba por asalto a las mujeres solitarias en las recodas del camino, o el paso del ganado que traían arreado entre una polvareda a las tres de la tarde los matarifes desde Cúcuta para su sacrificio en el desolladero municipal.

Previo a la desaparición del tren en 1936 por el auge de los vehículos a gasolina, el gobierno departamental había trazado el carreteable que unía a Cúcuta con Villa del Rosario (hoy Autopista Internacional), y por coincidir su entrega al municipio el 06 de mayo de 1921 con los cien años del Congreso de Colombia realizado allí, recibió el nombre de "Carretera del Centenario".

Para la misma fecha fue construida, para unir a la antigua población con la erigida después del terremoto de 1875 en la colina del barrio Los Ejidos, la que conocemos hoy como la Calle Séptima y que entonces se llamó, como bien lo rescata esta placa, "Avenida de la Gran Colombia".

Vale la pena destacar que esta principal vía de acceso a la nueva población permaneció destapada inexplicablemente desde su realización, partiendo de la doble calzada que unía a Villa del Rosario con Venezuela (hoy Carrera Primera) hasta la Carrera Cuarta donde comienza la cuesta; pero a partir de allí, era una reminiscencia de la Colonia el espectáculo de las vías empedradas de cantos rodados extraídos del río Táchira que con las casas solariegas del Periodo de la República resaltaron hasta los años setentas el significado histórico de nuestra ciudad amada.